La RAE de la lengua define a la empatía como “la capacidad que tenemos de ponernos en el lugar de alguien y comprender lo que siente o piensa.”

A diferencia de otras especialidades sanitarias, el ejercicio de la Odontología convive con ciertas constantes como la ansiedad, el miedo, la incertidumbre, el dolor y sobre todo, la consciencia plena y constante de la mayoría de quienes son atendidos en el consultorio dental. 

Cierto es que otras disciplinas médicas comparten algunas o todas las características dichas, sin embargo el dentista, salvo raras ocasiones, no comparte responsabilidad con un anestesiólogo, u otro profesional de la salud; toda la responsabilidad del tratamiento recae principalmente en una sola persona.

En mi trayectoria profesional, solo he podido contar a un par de pacientes para quienes la consulta dental les es indiferente, todos, incluido quien escribe, tenemos por decir lo menos, cierto recelo a los tratamientos odontológicos, cuando no franco miedo o verdadero terror.

Las razones son simples, y las podría englobar en dos grandes grupos:

El primero: El 98 % de los tratamientos odontológicos se realizan, si con anestésicos locales, pero con plena consciencia del paciente que recibe infinidad de estímulos amenazantes. El ruido de nuestros instrumentos, los olores de los materiales, los colores de los espacios de trabajo y una fama que nos precede como causantes de dolor.

El segundo: El dentista trabaja en estructuras de nuestro cuerpo a las que le permitimos acceso a muy pocas personas, es decir, dentro de nuestro “espacio vital” y al odontólogo, lo conocemos superficialmente. La boca y todo el sistema de masticación se encuentran en una región de nuestro cuerpo muy sensible y cerca del cerebro.

Estas condiciones y otras más, hacen indispensable que tú dentista se esmere en “ponerse en tus zapatos“. Nos ayuda mucho a los odontólogos ser pacientes periódicamente para recordar lo que viven los nuestros durante la consulta y sobre todo, cuando dejan el consultorio y no tienen a quién preguntar o comentar sus percepciones del tratamiento.

Un dentista debe ser EMPÁTICO con sus pacientes, es una condición sine qua non de nuestra labor.

“Evidentemente, cuanto mayor es el lazo que nos une con nuestros pacientes, mayor será nuestra comprensión de sus emociones”

El filósofo australiano Alasdair MacIntyre propone en su obra “Tras la virtud” generar relaciones de comunidad entre las personas como el camino más facilitador del encuentro con la felicidad…….el modo más expedito para lograrlas, es el de la amistad.

En DentalView somos amigos de nuestros pacientes.